El presidente argentino, Javier Milei, sorprendió al país al calificar al papa Francisco como “el argentino más importante de la historia argentina” antes de su partida a Roma para el funeral de Estado del fallecido sumo pontífice.
En declaraciones realizadas a Radio Rivadavia, Milei no escatimó en elogios, afirmando que Bergoglio representa un liderazgo espiritual para más de 1.500 millones de personas en el mundo. “Tuvimos el privilegio de que sea argentino y, como jefe de Estado, no puedo dejar de asistir a un evento de semejantes características”, afirmó el mandatario, aludiendo a la fe católica de la mayoría del pueblo argentino.
Sin embargo, es imposible ignorar el drástico cambio de postura de Milei. Previo a su ascenso a la presidencia, el economista había arremetido contra Francisco, tildándolo de “cómplice de los zurdos asesinos” y llamándolo “comunista” e “imbécil”. Este cambio de tono ha generado una serie de críticas sobre su autenticidad.
Como respuesta a las críticas por la cantidad de miembros de su Gabinete que lo acompañarán en este viaje, Milei defendió su decisión, afirmando que es “la comitiva más austera y más chiquita de la historia”. Junto a él viajarán figuras clave como el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y el ministro de Relaciones Exteriores, Gerardo Werthein.
Al mismo tiempo, el Gobierno argentino decretó siete días de duelo nacional por el fallecimiento del papa, una situación que pone a Milei en una posición complicada: entre la reverencia pública hacia un líder adorado y sus propios comentarios pasados.