Un nuevo informe de la Fundación Terram arroja luz sobre las irregularidades en la producción de Australis Seafoods, una de las empresas salmoneras más grandes de Chile. Entre 2013 y 2024, esta compañía superó en 135.972 toneladas la cantidad de salmón autorizado, generando un escándalo que podría quedar impune, con ganancias estimadas entre $230 y $345 millones de dólares.
Las cifras son escandalosas: 92 ciclos productivos en 46 centros de cultivo, de los cuales 35 se encuentran en áreas protegidas como la Reserva Nacional Las Guaitecas y la Reserva Nacional Kawésqar. A pesar de la estruendosa evidencia, la Superintendencia del Medio Ambiente (SMA) ha sido incapaz de actuar con firmeza.
Durante la revisión, se detectó que 30 de las 92 infracciones habían prescrito y, de las 62 restantes, aproximadamente 29 podrían evitar sanciones graves mediante compensaciones futuras. ¿Esto no suena a un juego de cartas marcado?
Los efectos de esta sobreproducción no son menores. La investigación de Terram indica que en 41 de 92 ciclos productivos, los niveles de oxígeno en el mar descendieron por debajo de los mínimos permitidos, comprometiendo gravemente la biodiversidad marina. Aún más preocupante es la pregunta que surge: ¿está el sistema actual de fiscalización en Chile diseñado para premiar el incumplimiento?
La investigación se realiza en un contexto donde el conflicto judicial por la propiedad de Australis resalta cómo el manejo ambiental ha sido ignorado en favor de intereses económicos. Mientras tanto, el mar y su biodiversidad siguen siendo sacrificados en el altar de la codicia empresarial.