El respaldo de la Democracia Cristiana a Carolina Tohá y su propuesta de una doble lista parlamentaria sin el Frente Amplio ni el Partido Comunista reabren viejas heridas dentro del oficialismo. Mientras algunos celebran el retorno del “realismo sin renuncia”, otros lo ven como un paso atrás en el camino hacia un proyecto verdaderamente transformador.
Por Redacción Política | 4 de junio de 2025
La Democracia Cristiana (DC) ha generado controversia al respaldar a Carolina Tohá como candidata presidencial en las primarias del oficialismo, mientras propone una doble lista parlamentaria que excluye al Frente Amplio (FA) y al Partido Comunista (PC). Esta maniobra ha sido interpretada por algunos como un intento de revivir la Concertación, la coalición que gobernó Chile durante más de dos décadas.
El diputado Gonzalo Winter (FA) criticó esta estrategia, señalando que “buscar recetas del pasado, mirando con nostalgia hacia atrás, buscando resucitar a la Concertación, no traerá las respuestas que necesitamos para el hoy y el mañana”. Destacó que Chile enfrenta desafíos actuales, como la revolución tecnológica y la necesidad de prepararse para los empleos del futuro, que requieren soluciones innovadoras y no fórmulas del pasado.
Por su parte, la candidata del PC, Jeannette Jara, adoptó una postura más mesurada, descartando que la propuesta de la DC sea “anticomunista”. Sin embargo, la exclusión del FA y el PC de la lista parlamentaria ha sido vista por algunos como una señal de división dentro del oficialismo y una estrategia guiada más por cálculos electorales que por un verdadero ánimo de unidad.
Este movimiento de la DC ha sido recibido con optimismo por el Socialismo Democrático (PPD, PS, PR, PL), que observa con atención una posible reedición de la Concertación. Sin embargo, para sectores del FA y el PC, esta estrategia representa un retroceso y una falta de visión para enfrentar los desafíos actuales del país.
En un contexto donde se requieren respuestas audaces y transformadoras, el intento de revivir fórmulas del pasado podría ser percibido como una falta de compromiso con el cambio y una señal de que algunos sectores políticos aún no han comprendido las demandas de la ciudadanía por una política más inclusiva y progresista.