En los últimos días, la eventual primaria que se podría llevar a cabo en Chile Vamos ha desatado una ola de críticas tanto desde el oficialismo como desde la oposición. Sin un anuncio formal, el escenario que enfrenta a Evelyn Matthei (UDI) y Francisco Chahuán (quien, para variar, se autoabandona en su partido) ha puesto a la vista las contradicciones y amores de la derecha chilena.
Chahuán, en su afán de ser candidato independiente, se olvidó de que la ley 18.700 exige que cualquier militante presente su renuncia al menos nueve meses antes de la declaración de su candidatura, lo que en su caso, lo deja de lleno fuera de la carrera a menos que invente un truco legal digno de un mago de feria. Del lado de la oposición, el secretario general del Partido Socialista, Camilo Escalona, no se cortó y disparó críticas, señalando que “esa candidatura será anulada” por el Servicio Electoral, caracterizando así la situación como una ‘improvisación estéril’. En su defensa, Chahuán se aferra a su ego y titubea sobre lo que realmente significa ser un candidato: asumir riesgos reales, no hacer de esto una farsa.
Y como si el tema no diera más que hablar, desde Renovación Nacional crecen las voces de descontento. El diputado Andrés Longton se pronunció en contra de la idea de elegir a la “mejor opción” solo porque la lógica del partido lo obliga. Mientras tanto, el presidente de la Cámara de Diputados, José Miguel Castro, optó por suavizar las cosas, pero también mostró su desconcierto ante las decisiones que está tomando la derecha. Es evidente que todo esto huele a una pantomima más que a una verdadera lucha democrática.
A la postura de Castro se une el economista y político Leonardo Cubillos, quien no escatimó palabras para criticar a la derecha, señalando que inventan primarias de la manera más burda, y que solo buscan perpetuar una narrativa conveniente. La realidad es que no solo el partido se enfrenta a un colapso legislativo, sino también a un desgaste de credibilidad con sus propias bases.
En medio de tantas voces críticas, queda claro que las primarias de Chile Vamos no son un paso hacia la gobernabilidad, sino un intento desesperado por salvar cara dentro de un ambiente político que se tambalea.