El exsenador Jorge Pizarro (DC) se convirtió en protagonista del último escándalo de la farándula política chilena tras un bochornoso incidente en la comuna de Vitacura. La madrugada del sábado 5 de abril, Pizarro, al volante de su coche y presumiblemente bajo los efectos del alcohol, terminó incrustando su vehículo en el portón de una vivienda en la avenida Manquehue Norte, a la altura del 2300, justo después de pasar por la calle Joaquín Cerda. ¡Chocando a un portón, uno se pregunta qué tan mal podía estar ese hombre!
Según Carabineros, la situación no solo provocó daños materiales, sino que terminó con la detención y formalización del exparlamentario, ya que el alcotest mostró un alarmante nivel de 1.46 gramos de alcohol por litro de sangre. Para su sorpresa, el tribunal no se anduvo con rodeos: 60 días de investigación y la suspensión de su licencia de conducir. Vamos, un verdadero desliz para alguien que debería ser un ejemplo a seguir.
La Fundación Emilia, conocida por su compromiso en la lucha contra la conducción bajo los efectos del alcohol, no tardó en pronunciarse. Expresaron “su impotencia” ante la hipocresía de Pizarro. Este político, que formó parte de la Comisión de Constitución en el Senado durante la tramitación de la Ley Emilia, ahora se ve envuelto en un escándalo relacionado con lo mismo que él ayudó a legislar. ¿Acaso la responsabilidad no empieza en casa? Como bien dijeron en su comunicado, “de nada sirve promulgar normas si quienes las promueven no son capaces de cumplirlas”. ¡Así de crudo!