Sebastián Zamora, el ex carabinero que fue absuelto en julio del caso Pío Nono, ha decidido dar un giro significativo en su carrera al unirse al Partido Republicano. Este movimiento, que él justifica como una forma de ‘seguir sirviendo a Chile desde otro ámbito’, ha generado tanto apoyo como escepticismo en la esfera política.
En un video compartido, Zamora compartió su perspectiva sobre los años difíciles que enfrentó tras ser acusado de homicidio frustrado. Asegura que su detención y el posterior proceso judicial lo marcaron, pues considera que estuvo en el centro de un ataque ideológico. ‘Me juzgaron antes que los tribunales y mucho antes que la verdad’, expresa con la emoción a flor de piel.
La decisión de abandonar Carabineros fue, según sus palabras, una medida pensada y no un acto impulsivo. ‘Salgo con la frente en alto y el alma tranquila’, indicó. En el Partido Republicano, su llegada ha sido celebrada; Arturo Squella, presidente de la colectividad, aclamó su compromiso con la reconstrucción de Chile, contrastando su figura con las políticas de destrucción, según los republicanos.
José Antonio Kast, candidato presidencial del partido, también se sumó a la defensa de Zamora, aludiendo a su valentía y profundo amor por el país. Sin embargo, más allá del eufórico apoyo que recibe, su historia es un recordatorio de las tensiones existentes entre las fuerzas del orden y la ciudadanía en tiempos de crisis social.
Recordemos que el altercado que lo envolvió ocurrió el 2 de octubre de 2020, días convulsos en el contexto del estallido social, donde un joven de 16 años cayó al río Mapocho, sufriendo graves lesiones. Aunque Zamora ha sido declarado inocente, el eco de lo sucedido continúa resonando en el debate público sobre la actuación de Carabineros y su rol en la sociedad chilena actual.