La historia oscura de Augusto Pinochet sigue salpicando las páginas de nuestro pasado, y un reciente giro en los acontecimientos ha reavivado el debate sobre la impunidad en Chile. Durante su arresto en Londres entre 1998 y 2000, un alto funcionario del Gobierno de Eduardo Frei, Manuel Toloza, reveló cómo se ideó un plan para que el exdictador simulara una enfermedad mental, con el objetivo de evitar su extradición a España.
Según Toloza, se preparó un documento entregado al comandante en jefe del Ejército, Ricardo Izurieta, donde se aconsejaba hacer pasar a Pinochet por un paciente con depresión y demencia senil. Este plan, que el exministro de Defensa, Edmundo Pérez Yoma, asegura no haber conocido, revela los temores de Frei frente a un posible golpe de Estado si Pinochet no regresaba a Chile.
A pesar de ser procesado por el Caso Caravana de la Muerte, la Corte Suprema dictaminó que el dictador no se encontraba en condiciones mentales para ser juzgado, lo que ha dejado un sabor amargo en la justicia chilena. ¿Hasta dónde es capaz de llegar el poder para proteger a uno de sus propios monstruos?